El potencial de las redes sociales para mejorar la calidad de un proceso participativo sobre el presupuesto público y extender la participación debe ser tenido en cuenta en su diseño, enfocando siempre cada aplicación hacia las funcionalidades que encajen con los propósitos de la institución pública en cada fase de las experiencias.
¿Qué nos pueden ofrecer plataformas como Facebook, Twitter, LinkedIn, NovaGob e Instagram? La meta de lograr unos Presupuestos Participativos más “sociales” pasa por saber aprovechar las funcionalidades de cada aplicación para alcanzar un mayor engagement con la ciudadanía. Cada objetivo dentro del ciclo de los procesos requiere explotar el potencial informativo o colaborativo de cada una de estas redes sociales.
Redes sociales en el sector público: elemento transformador de los procesos de participación
La Administración Pública ha desembarcado de forma muy extendida en los canales sociales de forma paralela al despliegue de estrategias de Gobierno Abierto a través de actuaciones de transparencia, participación y colaboración. Los medios sociales cuentan con el potencial para promover formas más activas de participación, por ejemplo, feedback sobre nuevos servicios públicos, ciudadanía coproductora, codiseñadora y codesarrolladora de servicios, así como co-decisión y colaboración sobre cuestiones de interés comunitario.
El Presupuesto Participativo, como cualquier otro proceso de participación en torno a una política pública, no es ajeno al potencial de los medios sociales y los límites y retos que estos también imponen.
¿Qué pueden aportar las redes sociales de cara a mejorar la calidad de las experiencias de Presupuesto Participativo? Su capacidad para conectar personas y comunidades, promover y facilitar la participación, extenderla a nuevos segmentos de población, desarrollar dinámicas colaborativas, unido a uso masivo y bajo coste convierten a los medios sociales en herramientas con un potencial importante para estos procesos. Un potencial sin embargo desaprovechado, ya que la mayoría de experiencias se limitan a un uso informativo de los perfiles con escaso diálogo o actitud colaborativa.
Cuando hablamos de redes sociales y procesos de participación ciudadana como el Presupuesto Participativo no podemos pensar solo en tecnología, ya que la necesidad de una perspectiva socio-tecnológica es evidente. Debemos pensar en cuestiones como el denominado engagement y en la calidad deliberativa que alcanzan los procesos en estos medios. Los Gobiernos tienen que ser capaces de crear las infraestructuras de participación adecuadas para atraer la participación, fomentando y dinamizando escenarios deliberativos en el contexto tecnológico en los que se pueda optimizar la calidad del discurso y llegar a su vez a acuerdos y consensos.
Hacia un Presupuesto Participativo más “social”: propuesta a través de cuatro plataformas (Facebook, Twitter, LinkedIn, NovaGob e Instagram)
Cada herramienta social, según sus características y posibilidades, es idónea para apoyar o complementar una fase o acción concreta dentro del ciclo del Presupuesto Participativo. Dependerá de si buscamos recabar ideas para diseñar el proceso, difundir información, generar propuestas, debatirlas y priorizarlas, realizar una votación o hacer seguimiento de los acuerdos y evaluar la experiencia.
Grupos de Facebook para el conocimiento y la deliberación pública
En Facebook, lo que predomina en torno a experiencias de Presupuesto Participativo son los perfiles personales (reducto de gestión poco profesional) y sobre todo las Fan Pages, con carácter eminentemente informativo. Probablemente, esto ocurre porque no se han analizado convenientemente las posibilidades de los grupos de Facebook para promover el debate y el intercambio de conocimiento.
Entre sus principales beneficios se encuentra poder decidir sobre su nivel de privacidad (abierto, cerrado o secreto), lo que posibilita incluso el desarrollo de debates técnicos de cierto calado. Permiten crear relaciones en red sólidas (comunidad, masa crítica), desarrollar debates de calidad si se crea la infraestructura social y tecnológica adecuada, e intercambiar todo tipo de información (incluida la posibilidad de colaborar en documentos del grupo). Al contrario que las Fan Pages, las publicaciones dentro del grupo tienen un mayor impacto (a través de notificaciones), y admiten un tipo de comunicación más bidireccional. También permiten acceder a estadísticas para elaborar métricas, aunque con aplicaciones externas y distintas a la herramienta nativa que ofrecen las páginas de Facebook.
Suponen un complemento perfecto para las deliberaciones offline, en mayor medida teniendo en cuenta que los grupos que trabajan con la tecnología de la Web 2.0 y que son capaces de construir una interacción fuerte tienen a desarrollar normas de intercambio de conocimientos, por lo que la ciudadanía estaría más motivada y comprometida (engagement) para compartir conocimiento y trabajar por un bien común, con predisposición mayor al trabajo colaborativo por un fin común, aunque se difiera en preferencias o no exista un consenso total sobre una determinada cuestión.
Twitter para ofrecer información instantánea de los Presupuestos Participativos
Para los propósitos de un proceso de Presupuestos Participativos, Twitter se presenta vital para el objetivo de ofrecer información continua durante todo el ciclo, por su rapidez e instantaneidad. Por estas mismas razones, puede servir para resolver dudas de forma rápida de las personas participantes, actuando como una canal de atención ciudadana sobre el proceso. Pero también puede ser útil como lugar donde recabar ideas y propuestas en la fase de recogida. Así lo hicieron en un experimento piloto dentro del Massachusetts Institute of Technology (MIT), llevando a cabo un crowdsourcing de ideas mediante un hashtag asociado a la experiencia.
LinkedIn y NovaGob para trabajar con personas expertas en el diseño y evaluación del proceso
LinkedIn es ante todo una plataforma de networking enfocada a profesionales y posee excelentes funcionalidades para el trabajo colaborativo a través de sus grupos, donde personas expertas de distintas áreas profesionales ponen en común sus conocimientos y experiencias. Existen alrededor de dos millones de grupos de LinkedIn y, entre ellos, se calcula que más de 10.000 tienen que ver con la actividad gubernamental.
La actividad de los grupos de LinkedIn se coloca en los niveles más altos de engagement, potenciando la colaboración público-privada, el networking y el codiseño de servicios públicos. De ahí, que su actividad enfocada al trabajo colaborativo entre personas expertas y profesionales del sector público haga más que factible (y recomendable) su utilización al servicio de la innovación pública, y en concreto para trabajar en el diseño y evaluación de un proceso de Presupuesto Participativo, ciclos que se presentan vitales dentro de las experiencias.
Otra red social profesional a tener muy en cuenta en el terreno de la colaboración para la innovación pública es NovaGob, la Red Social de la Administración Pública en Iberoamérica. Con una comunidad de más de 12.000 profesionales, NovaGob cuenta con grupos de debate con alto grado de participación y compromiso público. En estos grupos se pueden desarrollar debates y wikis con la opción de recurrir a distintos grados de privacidad.
Instagram para crear una imagen de marca de ciudad participativa
Instagram es una herramienta perfecta para el marketing visual en el terreno empresarial, y por tanto para desplegar estrategias de branding y aumentar el engagement con las personas consumidoras. Aunque se trate de ámbitos de comunicación distintos, ello nos aporta buenas pistas sobre qué pueden hacer las Administraciones Públicas en este espacio social.
En el ámbito público, y por su carácter visual, Instagram es especialmente apropiado para trabajar lo que conocemos como “marca ciudad”, es decir, una ciudad a la que asociamos mentalmente una serie de atributos que son diferenciadores y fácilmente reconocibles. Las marcas asociadas a las ciudades, como nos recuerda Toni Puig, se construyen y redefinen a partir de una cultura colaborativa con la ciudadanía. El carácter social, visual, innovador y colaborativo de una red como Instagram puede contribuir en buena medida a esos propósitos.
Con Instagram se puede trabajar la imagen de marca de un proceso participativo, e incluso vincular éste como atributo de la imagen de marca de la ciudad. En el nivel aún más práctico, Instagram puede servir para generar ideas en una fase incipiente de la recogida de propuestas, aglutinándolas mediante un hashtag, y fomentando la generación de contenidos por parte de la ciudadanía usuaria de la red social. Así mismo, puede usarse por parte de la Administración en la fase de seguimiento de los proyectos aprobados para mostrar de forma visual el avance de éstos. Todo ello puede resultar en un complemento que aporte valor añadido a otras herramientas o canales de comunicación que se usen para difundir el proceso.
*Este texto es un extracto de la ponencia presentada en Gigapp “Redes Sociales Digitales y Presupuestos Participativos: hacia una esfera pública local conectada”
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